“Turning japanese”, por The Vapors, en su disco New Clear Days (1980)
Tuve un lunes negro en la oficina, porque mi jefa tuvo la
peregrina idea de que yo estaba allí para trabajar. Como si me interesaran en
algo los potenciales tratados comerciales nacionales con los tigres del Asia.
Le dije que sí, a desgano, a sus dos primeros pedidos, y trabajé como un ponja,
pero cuando llegó el tercer requerimiento se me ocurrió una frase notable, que
usé como respuesta, me salvó de la tarea e inmediatamente incluí en mi escudo
de armas, que pasé a dibujar allí mismo, ocupando así más amablemente las dos
horas que me quedaban hasta que sonó la campana y pude huir de mi puesto.
Me quedó así:
Debajo del lema está el escudo, donde en un campo de gules
(que no sé qué color sea, pero suena gracioso) hay un CD en llamas. No
significa nada en particular, pero es algo fácil de dibujar. Agregué las letras
D y J, para rellenar un poco la parte de abajo que me había quedado vacía.
Abajo, rodeando el escudo, pensé poner laureles, pero me decidí mejor por
cactus, porque no hay que regarlos.
Cuando volví a casa, mi hermana la tercera vino a visitarme;
mientras tomábamos mate (cebaba ella, por supuesto), le mostré el escudo. Ella
me dijo:
—Esa frase no la inventaste vos, ya se le ocurrió a…
—¿Sabías —interrumpí— que es muy difícil tenerte como
hermana?
Lo que terminó nuestra conversación por el momento. Y su
visita.
Y entonces, no quedándome más remedio, y después de la
siesta de rigor, me pongo ahora a escribir el posteo semanal. Hoy toca “Bizarro
Oriente” volumen 3, y vamos con “Volviéndome japonés”, de The Vapors, una banda
fugaz que duró lo que un pedo en un tornado (se separaron en 1981, meses
después del lanzamiento de su segundo disco, “Magnets”) y cuya única canción
conocida es esta.
Comienza el tema con un riff “oriental”, y tras establecerse
la base rítmica, el cantante David Fenton empieza a desgranar la historia de un
pibe con una foto de su enamorada. De su ex enamorada, probablemente, porque si
ella (digamos que es una ella, por comodidad) siguiera siendo su novia, él no
estaría probablemente tan pendiente de la foto, mirándola todo el timpo y sin
nada más que hacer. Por momentos, pareciera incluso que prefiere la foto a la
persona, algo que a mí me sucede con frecuencia. Cuando le dice, por ejemplo,
que querría “un millón de vos sobre mí” se está refiriendo a fotos de ella. El
pibe está, como ya vimos en muchos otros temas en semanas anteriores,
occesionado, al punto de pedirle una radiografía de ella al médico para poder
verla por dentro (en lo que sería el equivalente inglés de la muy alemana
declaración de amor de Hans Castorp a Clawdia en “La montaña mágica”, que me
contó mi hermana la tercera cuando era más buena onda y que recuerdo
perfectamente, pero no transcribiré aquí porque me canso).
El tema es que él está dado vuelta por ella, y solamente
tiene su foto. Nada más le queda que esa foto y la oscuridad, pues ya dejó el
sexo, las drogas, las mujeres, el vino, la diversión y el pecado. El resto del mundo
le resulta como un montonaje de desconocidos, y a su vez, y con razón, ellos lo
evitan también, como a un “llanero solitario psicotizado” (una imagen tan rara,
y pronunciada tan mal por el cantante, que aun hoy es transcripta de muy
diversas formas: “cyclone ranger”, “psicho-ranger”, etc.
En esta situación, él se siente alienado, desconocido de sí
mismo, como si se estuviera convirtiendo, minuto a minuto, en alguien extraño a
todos y a él mismo, alguien que habla en un idioma que nadie entiende: un japonés,
digamos (Fenton aclaró que pusieron “japonés” pero podrían haber puesto
cualquier otra cosa: “volviéndome portugués”, “volviéndome finlandés”: no es
sobre (ni contra) los japoneses, la canción).
Hasta el día de hoy, miles de personas (en especial en los
Estados Unidos) creen que la canción “Volviéndome japonés” trata sobre la
masturbación. Obviamente eso no es así. Los mismos Vapors lo desmienten una y
otra vez desde hace treinta años, cada vez que les preguntan; pero aunque no lo
desmintieran, no parece haber ningún elemento para interpretar que la canción
es sobre ese tema.
La masturbación dio varias canciones, a lo largo de la
historia reciente; algunos buenos y explícitos, como “Con mis manos” de Bebe (“en
el sillón de mi cuarto / pienso en ti con mi mano / una y otra vez / qué
barbaridá”); otros malos y explícitos, como “I touch myself” de Divinlys (“no
quiero a nadie más / cuando pienso en ti / me toco”); otros con referencias más
sutiles, como “Amores platónicos” de Julieta Venegas (“y así, con tu imagen me
iré / de la mano de haberte deseado tanto: / mejor desenvaino una melodía /
para hacerle los honores a tu fantasía”). Pero “Turning japanese” no parece
pertenecer a ese grupo. ¿Qué pasó, entonces? Cuando The Vapors viajaron a
Estados Unidos, un periodista, que aparentemente se masturbaba mucho y, al
hacerlo, achinaba los ojos, les preguntó a los integrantes de la banda si la
canción hablaba sobre eso. Los músicos, al escuchar tal afirmación, y cuando
lograron dejar de reírse, a pesar de que jamás habían imaginado nada por el
estilo, contestaron lo que se le contesta a alguien que pregunta algo tan
descolgado: que sí, que obviamente, por supuesto que la canción era un himno
sobre la masturbación. Y así se extendió esa idea, casi como una leyenda
urbana. Probablemente, gracias a eso se vendieron varios miles de discos más,
incluso. Mundo loco.
The Vapors temían que “Volviéndome japonés” se convirtiera
en su único hit, y hacían bien, porque efectivamente eso fue lo que ocurrió. La
canción se escuchó en todo el mundo, y llegó a ser número 1 en los charts de
Australia, y luego desapareció al igual que la banda. El disco New clear days (“nuevos días claros”,
que suena igual a “días nucleares”) pasó sin pena ni gloria por los inicios de
los ochenta. Fenton se hizo abogado de una compañía discográfica, lo cual es
todo un logro, considerando la facha que tenía: un pibe flaquísimo y alargado
como un lápiz (todos en la banda son flacos como perro de croto).
En el videoclip, que es desopilante, se lo ve a Fenton con
anteojos y sombrerito dentro de su cuarto, accionando su cámara de fotos, y
convirtiéndose en una especie de samurai, y a su novia que también se vuelve
japonesa (geisha, para seguir con los clichés), y bailando con unos pasitos
ultragraciosos, en especial en el estribillo, que es pegadizo y memorablemente
bizarro.
Hablando de bizarro: hay un cover
de esta canción hecho por Kirsten Dunst en Japón, con ella vestida como
personaje de manga. Aparentemente, Kirsten no se conforma con arruinar películas:
está dispuesta a destruir todas las artes. Es tan malo su cover que no merece
aparecer en este blog (y eso que yo incluyo cada cosa…).
https://www.youtube.com/watch?v=IWWwM2wwMww
Turning japanese
I've got your picture,
of me and you.
You wrote "I love
you"
I wrote "me too".
I sit there staring
and there's nothing else to
do.
Oh it's in color,
your hair is brown,
your eyes are hazel
and soft as clouds.
I often kiss you when
there's no one else around
I've got your picture,
I've got your picture
I'd like a million of you
over myself
I want a doctor to take your
picture
So I can look at you from
inside as well
You've got me turning up and
turning down and turning in and turning 'round,
I'm turning Japanese
I think I'm turning Japanese
I really think so
Turning Japanese
I think I'm turning Japanese
I really think so.
I'm turning Japanese
I think I'm turning Japanese
I really think so
Turning Japanese
I think I'm turning Japanese
I really think so.
No sex, no drugs, no wine,
no women,
no fun, no sin, no you:
no wonder it's dark.
Everyone around me is a
total stranger
Everyone avoids me like a psyched
lone ranger
That's why I'm turning
Japanese.
I think I'm turning Japanese
I really think so.
Turning Japanese
I think I'm turning Japanese
I really think so.
I'm turning Japanese
I think I'm turning Japanese
I really think so
Turning Japanese
I think I'm turning Japanese
I really think so.
|
Volviéndome japonés
Tengo tu foto,
de vos y de mí.
Escribiste "Te
amo",
escribí “yo también”.
Me siento ahí mirándola
y no hay nada más que
hacer.
Oh, es a colores,
tu pelo es marrón,
tus ojos son castaños
y suaves como nubes.
A menudo te beso cuando no
hay nadie alrededor.
Tengo tu foto,
tengo tu foto,
querría un millón de vos
sobre mí.
Le pedí a un médico que te
sacara una foto
Para que pudiera mirarte
por dentro también.
Me tenés subiendo y bajando
y encendiendo y girando alrededor,
me estoy volviendo japonés,
creo que me estoy volviendo
japonés,
realmente lo creo.
Volviendo japonés,
creo que me estoy volviendo
japonés,
realmente lo creo.
Me estoy volviendo japonés,
creo que me estoy volviendo
japonés,
realmente lo creo.
Volviendo japonés,
creo que me estoy volviendo
japonés,
realmente lo creo.
No sexo, no drogas, no
vino, no mujeres,
no diversión, no pecado, no
vos:
no es extraño que esté
oscuro.
Todos a mi alrededor son unos
desconocidos,
todos me evitan como a un llanero
solitario psicótico,
por eso estoy volviéndome
japonés.
creo que me estoy volviendo
japonés,
realmente lo creo.
Volviendo japonés,
creo que me estoy volviendo
japonés,
realmente lo creo.
Me estoy volviendo japonés,
creo que me estoy volviendo
japonés,
realmente lo creo.
Volviendo japonés,
creo que me estoy volviendo
japonés,
realmente lo creo.
|
Eso es todo por esta semana, porque ya me cansé y tengo
cosas que hacer, si me entienden.
さようなら, おやすみなさい
(sayounara oyasuminasai: chau, buenas noches).
DJ Vago